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Tu risa es para mí como agua fresca", le dije. Sentí que mi corazón sollozaba ante aquellas extrañas palabras, y no habría sido difícil convocar las lágrimas: Extraño. "Estás muy serio de repente", me dijo. "No soy nada", le dije. (137)
Tu risa es para mí como agua fresca", le dije. Sentí que mi corazón sollozaba ante aquellas extrañas palabras, y no habría sido difícil convocar las lágrimas: Extraño. "Estás muy serio de repente", me dijo. "No soy nada", le dije. (137)