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Era uno de esos momentos peligrosos en los que el discurso es a la vez sincero y engañoso, en los que el sentimiento, elevándose por encima de su profundidad media, deja huellas que nunca se vuelven a alcanzar.
Era uno de esos momentos peligrosos en los que el discurso es a la vez sincero y engañoso, en los que el sentimiento, elevándose por encima de su profundidad media, deja huellas que nunca se vuelven a alcanzar.