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  • El mar puede ligarnos a sus muchos estados de ánimo, susurrándonos a través de la sutil señal de una sombra o un destello sobre las olas, e insinuando de esta manera su tristeza o su alegría. Siempre está recordando cosas viejas, y estos recuerdos, aunque no podamos comprenderlos, se nos transmiten, de modo que compartimos su alegría o su remordimiento.

    H.P. Lovecraft (2012). “The Complete Fiction Collection vol III”, p.241, Lulu.com