Los preceptos misericordiosos de Cristo impregnarán por fin el Código y brillará con su resplandor. El crimen será considerado una enfermedad con sus propios médicos que sustituirán a vuestros jueces y sus hospitales que sustituirán a vuestras prisiones. La libertad se equiparará a la salud. Se aplicarán ungüentos y aceites a los miembros que antes estaban encadenados y marcados. Las enfermedades que antes se azotaban con ira ahora se bañarán con amor. La cruz en lugar de la horca: sublime y, sin embargo, tan simple.