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  • En dos sillas bajo el tronco del árbol y cubiertos por una rama viva estaban sentados, uno al lado del otro, Celeborn y Galadriel... Eran muy altos, y la Dama no menos que el Señor; y eran graves y hermosos. Iban completamente vestidos de blanco, y el cabello de la Dama era de oro profundo, y el del Señor Celeborn era de plata, largo y brillante; pero no había en ellos signo alguno de edad, a menos que fuera en el fondo de sus ojos, pues éstos eran agudos como lanzas a la luz de las estrellas, y sin embargo profundos, los pozos de la memoria profunda.