Autores:
  • Ahora, estoy tan agradecido como cualquier otro académico obsesivo-compulsivo en vías de recuperación por la enorme riqueza de material disponible en línea, gracias a todos esos escáneres de Google agazapados en los sótanos de las bibliotecas de todo el mundo, alimentando locamente los libros a través de sus máquinas. Descargo tomos oscuros en mi iPad y doy gracias a los dioses dobles Gates y Jobs, cantando himnos a todo el panteón menor de genios. Pero no hay nada como un libro.