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  • Una mañana soleada me llevaron en coche a Whipsnade. Cuando salimos no creía que Jesucristo fuera el hijo de Dios, y cuando llegamos al zoo sí. Sin embargo, no había pasado el viaje precisamente pensando. Ni en grandes emociones. "Emoción" es quizá la última palabra que podemos aplicar a algunos de los acontecimientos más importantes. Fue más bien como cuando un hombre, después de un largo sueño, todavía inmóvil en la cama, toma conciencia de que ya está despierto.

    C. S. Lewis (1966). “Surprised by Joy: The Shape of My Early Life”, p.247, Houghton Mifflin Harcourt