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  • Debemos recordar que la Declaración de Independencia no es un mero documento histórico. Es un reconocimiento explícito de que nuestros derechos no derivan del Rey de Inglaterra, ni del poder judicial, ni del gobierno en absoluto, sino de Dios. La piedra angular de nuestro sistema de soberanía popular es el reconocimiento, como reconoce la Declaración, de que "todos los hombres son creados iguales" y "dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables". La religión y Dios no son ajenos a nuestro sistema de gobierno, son parte integrante de él.

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