Autores:
  • Solía pensar que los dones de Dios estaban en estantes uno encima del otro y que cuanto más alto creciéramos en carácter cristiano, más fácilmente los alcanzaríamos. Ahora me doy cuenta de que los dones de Dios están en estantes uno debajo del otro y que no es cuestión de crecer más alto, sino de inclinarse más bajo y que tenemos que bajar, siempre bajar para conseguir los mejores.