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  • Un día -les dijo-, cuando te hayas jubilado, irás a vivir con una familia que te querrá por tu belleza y nada más, y si tienes mucha suerte habrá niños, y los niños te acariciarán y te acariciarán y te acariciarán. Ossin tiene una lista, creo, de esos niños; envía a su personal de caza durante los meses en que no se les necesita para ese trabajo, a buscarlos y añadir nombres a la lista." Los perros le devolvieron la mirada con sus enormes ojos oscuros y líquidos, y creyeron cada palabra.

    Robin McKinley (2014). “Deerskin”, p.175, Open Road Media