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  • Los peligros psicológicos a través de los cuales las generaciones anteriores fueron guiadas por los símbolos y ejercicios espirituales de su herencia mitológica y religiosa, nosotros hoy (en la medida en que no somos creyentes, o, si somos creyentes, en la medida en que nuestras creencias heredadas no representan los problemas reales de la vida contemporánea) debemos enfrentarlos solos, o, en el mejor de los casos, sólo con una guía tentativa, improvisada y no muy efectiva. Este es nuestro problema como individuos modernos e "ilustrados", para quienes todos los dioses y demonios han dejado de existir por racionalización.