Autores:
  • Me preguntaba si alguna vez entendería que ser agraciado con más de un amor era una bendición, no un pecado. Podía ser complicado; claro que podía ser complicado. Y le abría a uno la posibilidad de más dolor y pérdida. Aun así, era una bendición a la que nunca renunciaría. El amor, el amor auténtico, siempre era motivo de alegría.