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No debería sorprendernos que quienes eligen la interpretación como profesión sean unos farsantes que viven en un mundo de fantasía. Lo sorprendente es que muchos de ellos lo ignoran por completo.
No debería sorprendernos que quienes eligen la interpretación como profesión sean unos farsantes que viven en un mundo de fantasía. Lo sorprendente es que muchos de ellos lo ignoran por completo.