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  • No tengo mucha paciencia con cierta clase de cristianos hoy en día que oyen predicar a cualquiera con tal de que puedan decir: 'Es muy listo, un buen predicador, un hombre de genio, un orador nato'. ¿Es la astucia lo que hace aceptable la falsa doctrina? Pues, señores, para mí la habilidad de un hombre que predica el error es mi pena más que mi admiración.