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  • Durante todo el día este hombre trabajaría así, todo su ser centrado en el propósito de ganar veintitrés en lugar de veintidós centavos y medio por hora; y luego su producto sería contado por el censista, y los jubilosos capitanes de la industria se jactarían de ello en sus salones de banquetes, diciendo que nuestros trabajadores son casi dos veces más eficientes que los de cualquier otro país. Si somos la nación más grande sobre la que ha brillado el sol, parece ser principalmente porque hemos sido capaces de llevar a nuestros asalariados a este grado de frenesí.

    Upton Sinclair (2016). "La jungla", p.227, Ediciones Primera Avenida.