Autores:
  • El perro se acercó de nuevo, cauteloso. Encontré el bocadillo de mortadela, arranqué un trozo, le quité la mostaza aguada y barata y lo dejé en la acera. El perro se acercó al trozo de bocadillo, acercó la nariz, lo olisqueó, se dio la vuelta y se marchó. Esta vez no miró atrás. Aceleró calle abajo. Con razón había estado deprimido toda mi vida. No me alimentaba bien.

    Charles Bukowski (2001). “Ham On Rye”, p.224, Canongate Books