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  • La soledad es algo difícil de manejar. A veces la siento. Cuando lo hago, quiero que termine. A veces, cuando estás cerca de alguien, cuando le tocas en algún nivel que es más profundo que la formalidad inútilmente estructurada de la interacción civilizada casual, hay una sensación de satisfacción en ello. O, al menos, para mí. No tiene por qué ser alguien especialmente agradable. No tiene por qué gustarte. Ni siquiera tienes que querer trabajar con él. Puede que incluso quieras darle un puñetazo en la nariz. A veces, el mero hecho de establecer esa conexión es una experiencia en sí misma, su propia recompensa.

    Jim Butcher (2008). “White Night: A Novel of the Dresden Files”, p.269, Penguin