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  • Tantos humanos. Tantos colores. Se disparan dentro de mí. Acosan mi memoria. Los veo altos en sus montones, todos montados unos sobre otros. Hay aire como plástico, horizonte como pegamento de fraguar. Hay cielos fabricados por la gente, agujereados y goteantes, y hay nubes suaves, color carbón, latiendo, como corazones negros. Y luego... Está la muerte. Abriéndose paso a través de todo ello. En la superficie: imperturbable, inquebrantable. Abajo: desconcertada, desatada y deshecha.