Autores:
  • La ascensión parecía en esos momentos una ley natural. Si se le añadía una ley de culminación -que todo debe hacerse finalmente comprensible-, entonces sería inevitable algún rescate general del tipo que yo imaginaba que mi tía había emprendido. Porque ¿por qué nuestros pensamientos se vuelven hacia algún gesto de una mano, la caída de una manga, algún rincón de una habitación en una tarde anónima en particular, incluso cuando estamos dormidos, e incluso cuando somos tan viejos que nuestros pensamientos han abandonado otros asuntos? ¿Para qué sirven todos estos fragmentos, si no es para ser hilvanados finalmente?

    Marilynne Robinson (2004). “Housekeeping: A Novel”, p.92, Macmillan