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  • No era buena al teléfono. Necesitaba la cara, el dibujo de los ojos, la nariz, la boca temblorosa... La gente que hablaba estaba hecha para mirar a la cara, la desastrosa magdalena de la misma, el escondite del corazón corriendo a través. Con un teléfono, decías palabras, pero nunca las veías entrar. Los veías partir en el aeropuerto, pero nunca sabías si había alguien allí para saludarlos cuando bajaban del avión.

    FaceBook post by Lorrie Moore from Jan 21, 2012