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Su corazón se le encogió con un movimiento más fuerte que nunca, al pensar que la gente le culparía. Maggie odiaba que la culparan; la habían culpado toda su vida, y nada había salido de ello salvo malos humores.
Su corazón se le encogió con un movimiento más fuerte que nunca, al pensar que la gente le culparía. Maggie odiaba que la culparan; la habían culpado toda su vida, y nada había salido de ello salvo malos humores.