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Las luces de la oración que nos hacen imaginar que empezamos a ser ángeles a veces sólo son señales de que por fin empezamos a ser hombres. No tenemos una opinión suficientemente elevada de nuestra propia naturaleza. Pensamos que estamos a las puertas del cielo y apenas empezamos a entrar en nuestro propio reino como seres libres e inteligentes.