Su frente está surcada de líneas y cicatrices; Su mejilla es roja y oscura como el vino; Los fuegos como de una estrella del Norte Bajo su gorro de marta brillan. Su mano derecha, sin guante de cuero, Cuelga abierta como una ginebra de hierro, Te inclinas para ver sus pulsos moverse, Para oír la sangre salir y entrar. Parece un rey, tan solitario En serio pensamiento parece estar, Como si a través de un mar solitario Mirara impaciente la tierra. Fuera de los siglos ruidosos El tonto y el temeroso se desvanecen; Sin embargo, arden sin apagarse estos ojos guerreros, El tiempo no ha oscurecido, ni la muerte consternado.