Autores:
  • Las personas que albergan fuertes convicciones sin pruebas pertenecen a los márgenes de nuestras sociedades, no a nuestros salones del poder. Lo único que debemos respetar en la fe de una persona es su deseo de una vida mejor en este mundo; nunca hemos debido respetar su certeza de que le espera una en el otro.

    Sam Harris (2005). “The End of Faith: Religion, Terror, and the Future of Reason”, p.225, W. W. Norton & Company