Esto es lo más malo que me han hecho nunca", dije con la garganta llena de lágrimas. "Quiero que lo sepas". Pero incluso cuando las palabras salían de mi boca, sabía que no era verdad. En el gran esquema histórico de las cosas, que mi padre nos dejara era sin duda peor. Lo cual es una de las muchas cosas que apestaban de mi padre... me privó para siempre de la posibilidad de decirle a otro hombre: "Esto es lo peor que me ha pasado en la vida, y lo digo en serio".