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  • El vino habla; pregúntele a cualquiera. El oráculo de la esquina, el invitado no invitado al banquete de bodas, el santo loco. Hace de ventrílocuo. Tiene un millón de voces. Da rienda suelta a la lengua, sacando secretos que nunca quisiste contar, secretos que ni siquiera sabías. Grita, despotrica, susurra. Habla de grandes planes, amores trágicos y traiciones terribles. Grita de risa. Se ríe entre dientes. Llora ante su propio reflejo. Revive veranos pasados y recuerdos olvidados. Cada botella huele a otros tiempos, a otros lugares, a todos... un humilde milagro.