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  • Coraline abrió la caja de bombones. El perro los miró con nostalgia. "¿Quieres uno?", le preguntó al perrito. "Sí, por favor", susurró el perro. "Pero no de caramelo. Me hacen babear". "Creía que los bombones no eran muy buenos para los perros", dijo ella, recordando algo que la señorita Forcible le había dicho una vez. "Tal vez de donde tú vienes", susurró el perrito. "Aquí, es lo único que comemos.