-
Nada puede igualar el tesoro de recuerdos comunes, de pruebas soportadas juntos, de peleas y reconciliaciones y emociones generosas. Es ocioso, habiendo plantado una bellota por la mañana, esperar esa tarde sentarse a la sombra del roble.
Nada puede igualar el tesoro de recuerdos comunes, de pruebas soportadas juntos, de peleas y reconciliaciones y emociones generosas. Es ocioso, habiendo plantado una bellota por la mañana, esperar esa tarde sentarse a la sombra del roble.