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Ella se olvidó de ser tímida en ese momento, al advertirle honestamente que se alejara del naufragio hundido que él soñaba con levantar; y lo miró con ojos que con seguridad, en asociación con su rostro paciente, su frágil figura, su vestido de repuesto, y el viento y la lluvia, no lo desviaron de su propósito de ayudarla.