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Pero basta con hacer que alguien que se ha enamorado escuche el ruido de su estómago para que la unidad de cuerpo y alma, esa ilusión lírica de la era de la ciencia , se desvanezca al instante.
Pero basta con hacer que alguien que se ha enamorado escuche el ruido de su estómago para que la unidad de cuerpo y alma, esa ilusión lírica de la era de la ciencia , se desvanezca al instante.