-
Hacer el ridículo hace bien al espíritu. La necesidad de no parecer tonto es una de las muchas cargas de la juventud; a medida que envejecemos nos vamos eximiendo de más y más.
Hacer el ridículo hace bien al espíritu. La necesidad de no parecer tonto es una de las muchas cargas de la juventud; a medida que envejecemos nos vamos eximiendo de más y más.