De este modo, los hombres blancos y los nativos americanos fueron capaces, gracias al espíritu de buena voluntad y compromiso, de alcanzar el primero de lo que se convertiría en una larga serie de acuerdos incumplidos y mutuamente beneficiosos que permitieron a las dos culturas coexistir pacíficamente durante tramos de veinte y, a veces, incluso treinta días, tras los cuales solía ser necesario negociar nuevos acuerdos aún más mutuos y beneficiosos, hasta que finalmente los nativos americanos fueron capaces de percibir los enormes beneficios mutuos de vivir en los sectores rocosos de Dakota del Sur.