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Una mujer en armonía con su espíritu es como un río que fluye. Va donde quiere sin fingir y llega a su destino preparada para ser ella misma y sólo ella misma.
Una mujer en armonía con su espíritu es como un río que fluye. Va donde quiere sin fingir y llega a su destino preparada para ser ella misma y sólo ella misma.