-
Los hombres no se convencen nunca de tus razones, de tu sinceridad, de la gravedad de tus sufrimientos, más que por tu muerte. Mientras vivas, tu caso es dudoso; sólo tienes derecho a su escepticismo.
Los hombres no se convencen nunca de tus razones, de tu sinceridad, de la gravedad de tus sufrimientos, más que por tu muerte. Mientras vivas, tu caso es dudoso; sólo tienes derecho a su escepticismo.