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  • Al fin y al cabo, ¿no es así como los seres humanos damos forma al universo, damos forma al propio tiempo? ¿Acaso no tomamos la materia prima del caos y le imponemos un principio, un nudo y un desenlace, como en el más simple y profundo de los cuentos populares, para reflejar las formas de nuestras diminutas vidas? Y si los físicos tienen razón en que el mundo físico cambia a medida que lo observamos, y nosotros somos sus únicos observadores conocidos, ¿no estaremos doblegando todo el universo caótico, el eterno y siempre activo Ahora, para adaptarlo a esa forma familiar?

    Tad Williams (2002). “Otherland 4: Sea of Silver Light”, p.584, Penguin