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  • Carmelia Montiel, virgen de veinte años, acababa de bañarse en agua de azahar y esparcía hojas de romero sobre la cama de Pilar Ternera cuando sonó el disparo. Aureliano José estaba destinado a encontrar con ella la felicidad que Amaranta le había negado, a tener siete hijos y a morir en sus brazos de viejo, pero la bala que le entró por la espalda y le destrozó el pecho había sido dirigida por una interpretación errónea de las cartas.