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Mi madre es una gran fan de la precisión y hace todo lo posible por mantenerla. Por desgracia, su propia incompetencia se interpone en el camino. La cena está servida, excepto cuando una lata no se abre. Así es ella: bien a menos que algo salga mal y ese pequeño obstáculo se convierta en un enorme muro que no puede escalar. Se vuelve impotente cada vez que las cosas no salen bien, o exactamente como ella las había imaginado.