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  • La luz incidía en los árboles del jardín, haciendo transparentes una hoja y luego otra. Un pájaro gorjeó en lo alto; hubo una pausa; otro gorjeó más abajo. El sol rozaba las paredes de la casa, se posaba como la punta de un abanico sobre una persiana blanca y dejaba la huella de una sombra bajo la hoja, junto a la ventana del dormitorio. La persiana se agitaba ligeramente, pero todo dentro era tenue e insustancial. Los pájaros cantaban fuera su melodía en blanco.