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¡Pero así son los hombres! Ingratos y nunca satisfechos. Cuando no los tienes te odian porque no quieres; y cuando los tienes te odian de nuevo, por alguna otra razón. O por ninguna razón en absoluto, excepto que son niños descontentos, y no pueden estar satisfechos consigan lo que consigan, que una mujer haga lo que pueda.