El mundo era un lugar terrible, cruel, despiadado, oscuro como un mal sueño. No era un buen lugar para vivir. Sólo en los libros podías encontrar compasión, consuelo, felicidad... y amor. Los libros amaban a cualquiera que los abriera, te daban seguridad y amistad y no pedían nada a cambio; nunca se iban, nunca, ni siquiera cuando los tratabas mal.