-
Le ofrezco a Emily la mitad de mi dosis de ácido: Love Saves the Day. Es la segunda o tercera vez que me drogo, la primera para Emily, y es comprensible que esté nerviosa. Despierta toda la noche, en un momento dado la encuentro tocando su reflejo en un cuarto de baño cruelmente iluminado, preguntándome si volverá a ser la misma. La beso por primera vez y le susurro: "No".