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  • La vida es realmente un paseo. Todos estamos atados y nadie puede detenerlo. Cuando el médico te da una palmada en el trasero, te está arrancando el billete y te estás yendo. A medida que pasas de la juventud a la edad adulta y a la madurez, a veces levantas los brazos y gritas, a veces te aferras a la barra que tienes delante. Pero lo importante es el viaje. Creo que lo máximo que puedes esperar al final de la vida es que te despeines, te quedes sin aliento y no hayas vomitado.