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  • En ese momento de amor, momento en que la pasión calla absolutamente bajo la omnipotencia del éxtasis, Marius, puro Marius seráfico, habría sido más capaz de visitar a una mujer de la calle que de levantar el vestido de Cosette por encima del tobillo. Una vez, en una noche de luna, Cosette se detuvo a recoger algo del suelo, su vestido se aflojó y reveló la hinchazón de sus pechos. Marius apartó los ojos.

    Victor Hugo (1987). "Los Miserables", Signet Classics