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  • La mirada de un hombre debería ser aún más reverente ante la aparición de una joven doncella que ante la aparición de una estrella. La posibilidad del tacto debería aumentar el respeto. El plumón del melocotón, el polvo de la ciruela, el cristal irradiado de la nieve, el ala de la mariposa empolvada de plumas, son cosas burdas al lado de esa castidad que ni siquiera sabe que es casta. La joven doncella es sólo el destello de un sueño y aún no es estatua. Su alcoba se oculta en las sombras del ideal. El toque indiscreto del ojo profana esta penumbra tenue. Aquí, mirar, es profanar.

    Victor Hugo (1987). "Los Miserables", Signet Classics