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  • ¡Qué deliciosos son los placeres de la imaginación! En esos deliciosos momentos, el mundo entero es nuestro; ni una sola criatura se nos resiste, devastamos el mundo, lo repoblamos con nuevos objetos que, a su vez, inmolamos. Los medios para cada crimen son nuestros, y los empleamos todos, centuplicamos el horror.