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  • Los poetas no se vuelven locos, pero los jugadores de ajedrez sí. Los matemáticos se vuelven locos, y los cajeros; pero los artistas creativos muy rara vez. Como se verá, no estoy atacando la lógica en ningún sentido: Sólo digo que este peligro reside en la lógica, no en la imaginación.

    Orthodoxy ch. 2 (1908)