Autores:
  • Mi propia idea, por si sirve de algo, es que toda tristeza que no surja del arrepentimiento de un pecado concreto y no se apresure a una enmienda o restitución concreta, o que no surja de la compasión y no se apresure a una ayuda activa, es simplemente mala; y creo que todos pecamos por desobedecer innecesariamente el mandato apostólico de "alegrarnos" tanto como por cualquier otra cosa. La humildad, después de la primera conmoción, es una virtud alegre.