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Lo sabio es que nos entrenemos con diligencia para mentir reflexiva y juiciosamente; para mentir con un buen objetivo, y no con uno malo; para mentir en beneficio de los demás, y no en el nuestro; para mentir de forma curativa, caritativa y humanamente, y no cruel, hiriente y maliciosamente; mentir con elegancia y gracia, no con torpeza y torpeza; mentir con firmeza, con franqueza, de frente, con la cabeza erguida, no con vacilación, tortuosamente, con actitud pusilánime, como avergonzados de nuestra alta vocación.