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  • Un hombre debe conocer su destino... si no lo reconoce, está perdido. Con esto quiero decir que, una, dos o, a lo sumo, tres veces, el destino tenderá la mano y tocará a un hombre en el hombro... si tiene imaginación, se dará la vuelta y el destino le señalará qué bifurcación del camino debe tomar; si tiene agallas, la tomará.