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  • Siguió adelante, hacia el glaciar, hacia el amanecer, de cresta en cresta, sobre la nieve profunda y recién caída, sin prestar atención a las tormentas que pudieran perseguirle. De niño se había parado a la orilla del mar en Ljósavík y había contemplado las olas que entraban y salían, pero ahora se alejaba del mar. "Piensa en mí cuando estés bajo un sol glorioso". Pronto el sol del día de la resurrección brillará en los luminosos senderos donde espera su poeta. Y la belleza reinará sola.